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Ideología de la cancelación: Los nuevos nazis

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No se mucho de legalidad, pero es fácil imaginar que el acoso, y el ciberacoso es un tipo de hostigamiento, no puede ser legal, o al menos no debería de serlo. Mucho menos cuando éste es incisivo, reiterativo.

La UNICEF dice lo siguiente:

Ciberacoso es acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales. Puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos y los teléfonos móviles. Es un comportamiento que se repite y que busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas. Por ejemplo:

  • Difundir mentiras o publicar fotografías vergonzosas de alguien en las redes sociales.
  • Enviar mensajes hirientes o amenazas a través de las plataformas de mensajería.
  • Hacerse pasar por otra persona y enviar mensajes agresivos en nombre de dicha persona.

El acoso cara a cara y el ciberacoso ocurren juntos a menudo. Pero el ciberacoso deja una huella digital; es decir, un registro que puede servir de prueba para ayudar a detener el abuso.

La ideología de la cancelación, conocida erróneamente como “cultura de la cancelación”, y digo que es un error considerar esto como cultura, es una neoideología  que consiste en acosar a determinas personas por algún hecho o comentario tanto en el presente como en el pasado.

Esta nueva ideología tiene tintes fascistas, dado que tratan de imponer una ideología, y si no se comparten sus tesis, buscan anular o/y arruinar a aquellas personas que hayan dicho o hecho algo que los canceladores no admitan.

La ideología de la cancelación en si es un atentado contra la libertad de pensamiento y expresión. Si un grupo de canceladores consideran un caso como “reprobable” caen a menudo en la violencia, y destrozan patrimonio público e histórico, llegando incluso a destruir esculturas centenarias, como la estatura de Junipero Serra en San Francisco, EEUU, un misionero español conocido por su defensa y cuidado de los indígenas americanos. También se han conocido acosos hasta a descendientes de personajes quizás racistas en su época, como si sus descendientes fueran culpables de sus ancestros.

La ideología de la cancelación es completamente totalitaria y anti-democrática.

Dentro de la ideología de la cancelación también hay extremistas hembristas (no confundir con feministas) que consideran al sexo masculino como maltratador y violador por naturaleza.

Los canceladores hurgan en el pasado de aquellas personas que ponen su diana sobre ellas buscando cualquier comentario o hecho que sea criticable y no encaje en la nueva fe.

Los canceladores reclaman “un castigo rápido y severo en respuesta a las transgresiones percibidas”. Hay una gran diferencia entre alguien que alguna vez expresó una opinión que ya no está en boga y quien, por ejemplo, publica mensajes decididamente racistas en foros en línea. Por desgracia, la cultura totalitaria de la cancelación no permite distinciones. Es un juego de desgaste, jugado por personas que quieren destruir a sus oponentes políticos y llevarlos a la oscuridad exterior.

El resultado es la autocensura, el estrechamiento del debate público y, por muy contraintuitivo que parezca, la proliferación de ideas demenciales en Internet. Los dos primeros puntos son obvios. ¿Cuántos de nosotros nos lo pensamos dos veces antes de publicar un mensaje legítimo, no porque el mensaje sea ofensivo en sí mismo, sino por las posibles repercusiones si algún imbécil lo interpreta de forma equivocada o claramente manipulada.

Los totalitarios neonazis de la cancelación trabajan para que exista una sociedad basada en una ideología restrictiva, de la cual no puedes disentir, y si lo haces serás arruinado. Así, es necesario para ellos una neolengua que no ponga en duda unos valores que chocan contra la libertad de expresión. Ya no podrás decirle negro a un negro, o la juez en lugar de jueza, o Glimpse en lugar de Gimp. Te juegas tu futuro si te atreves.

Francamente, no creo que nadie deba disculparse por expresar una opinión sincera, y mucho menos por haberla hecho muchos años antes. Esto podría explicar, en parte, por qué hoy en día tan poca gente se disculpa por algo, sino que lo hace por partida doble, incluso en los casos en los que una disculpa es necesaria.

La ideología de la cancelación es opuesta a la democracia, a las libertades, a la anarquía, al liberalismo, al marxismo, al conservadurismo.. a cualquier cosa que anule su nazismo. Y aquí están los que promueven la ideología de la cancelación.

Hay que acabar con la ideología de la cancelación con la ley en mano. Al ser un movimiento agresivo, violento y acosador, hay que aplicarles la ley como cualquier delincuente con un agravante de ensañamiento.


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